martes, 2 de octubre de 2007

LA FRATERNIDAD DEL PUEBLO AFRICANO

Si cogías de la mano a un niño, te acompañaba todo el camino sin soltarse, es como si ese momento fuera tan tan especial para ellos, que te hacen sentirlo a tí también, más especial de lo que ya es.
Las mujeres te saludaban y al darlas un abrazo te corresponden con otro abrazo fuerte y tan sentido y sincero, casi indescriptible.
Las mamas que llevaban a sus bebés en la espalda, se los soltaban y los cogían para mostrártelos y muchas de ellas para que los cogieras, como signo de cercanía.
Aún sin hablar el mismo idioma, tanto ellos como nosotros queríamos expresar el agradecimiento mutuo.
Por nuestra parte un agradecimiento grande, por recibirnos con tanta ilusión y alegría y por parte del pueblo africano, agradecían el que hubiéramos ido a visitarles y a ofrecerles una sonrisa y un abrazo.
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